A David Francisco
sin tu condescendencia,
son ladrillos y sueños,
una casa sin hipoteca,
nuestra descendencia
y otros hipotéticos.
Lo que pudo haber sido,
todo a medias;
a veces a tercios, los cuernos.
Lo que pudo haber sido,
rutinas de compás lento.
Qué tedioso lo que pudo haber sido;
qué lejano se me antoja
todo lo que nos ha sucedido.
1 comentário:
Irremediablemente, este poema me recuerda la canción Kamalah, de Tenpel:
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Que grandes sois, coño.
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