Si te abandonas a grietas del ostracismo,
no trastornes el tiempo que abordamos,
retoma el ego herido y envaina el cuchillo.
Que tienes la edad del quejido
y el misterio de habernos desconocido.
Si la calma que has elegido hace honor a tu gloria,
no regreses a nuestros días,
reinventa la vida antes de revertirla.
Que tienes el cuerpo de seda
y las entrañas heridas.
Si te arrepientes de habernos hecho frío,
desmiente la voz que te atormente,
descuida la imprudencia de haberte hecho mio.
Que tienes asfalto en tus suelas
y la acera que yo transito.
Pero si vuelves por esta orilla
no me lo hagas saber;
prefiero sufrir tu huida
antes de ti tener que huir.