16 de dezembro de 2012

Sur

Sueña el sur con nuestra rutina,
y pide clemencia salvaje a Dios,
cualesquiera sean, tienen en sí
oculto misterio en su hinchazón; 
cruel antojo de vacío ulterior.
¡Qué aguijón inyectase este amor!
Me urge portar ahora esperanza
que llegue como botella a su playa,
río, lago, mar o montaña.
Algo deben tener de nuestra ausencia,
por presente tan plenos estamos,
mas su vacío otorga conciencia,
pues tras estas montañas innobles
no vemos sino dulce codicia,
anhelo de futuro, de colinas mayores.
Siento en este paso
marchar la vida conmigo,
y apenas tengo dos manos,
piernas, cabeza y brazos; 
si hayan mismos bienes naturales
¿Por qué disfrutan felicidad
mientras amanecemos deprimidos, 
teóricos seres racionales?
No busco culpables, maldita sea la ceguera,
muerte que trabajas en latitudes inferiores
no ver tu mal no es mal de nadie.