Una llamada de atención desesperada,
con frases anticipadas de joven suicida,
te dejó varias noches varada en mi cama,
regalandome la imagen de verte dormida.
Un hilo más fino que la propia vida,
decide cuando puedes estar cerca,
de ese músculo que bien no dominas,
al otro lado de mi suerte huidiza.
Una palabra, apenas cuatro letras,
separan la realidad de la desesperanza,
la hipocresía de la condescendencia.
Una palabra, amor se llama,
la que nuestas vidas separa
sin dejar correspondencia.
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