9 de janeiro de 2009
Helene
De una antorcha el más sincero brillo,
eres aquella que arde y resplandece,
la que solo por puro amor padece
y que morirá en brazos de un caudillo.
Te descubrí en tu parental amparo
y me oculté en la mitad de unos cuentos;
mas, si lolita te encuentro en los vientos,
evita mis besos, que son de avaro.
Por el destino o por la suerte, temo
que de mis pasiones debo advertirte,
pues escribo con este fin postremo.
Te recuerdo mis consejos, Elena,
que espero tengas en cuenta, que mientras
inventes la vida, pagaré tu pena.
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1 comentário:
Me ha gustado eso que pones en la última frase de "inventar la vida"
Creo que son aquellos que pueden disfrutar de lo que les rodea.¿O somos los que vivimos sin pena ni gloria los que inventamos?
Un saludo.
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