29 de dezembro de 2008

Helados de diciembre


Encinta andas de tus vocablos,
que esconden cavilaciones manidas,
trasegando tú entre mis clamores,
yo me enjuicio por tus pecados,
que pese a pasar por propios, delimitan
la causa de mis temores.

Pese al peso del tiempo, huyes,
cuidas tu jardín y, entretanto,
disfrutas podando las hojas de árboles
que plantaste antaño en ciernes,
que hoy admiras con desencanto,
con la mirada de la joven Sherezade.

Este frio que a los huesos pretende,
y las alas heladas, que no vuelan,
clavan entre la distancia meseteña
una intensa elación de diciembre
que, a expensas de la espera,
dictamina sus clamores de guerra.

2 comentários:

David Francisco disse...

-elúltimopárrafoestremendo.descarnado.
-referenciasguindianas
-nosesimeexoplico,basicamentequedaigualelordenenquelosleas,elordendelospárrafosnoafectaporquenovasncontandounahistoriaconintroduccion-nudo-desenlace,sinoqueesunatripleagrupaciondetresexpresionesdelmismosentimiento
-amillorformadeterminaroano
-paraopróximoMÁISMÁISMÁIS

Iago Morais disse...

Graciñas, mi Beefeater particular.

Y te pido un solo deseo para el 2009: no abandones la guardia en mi buckingham palace particular, que necesito beberte, David.