Compostella, id est bene composita

Llego a la Praza do Obradoiro en el momento que están tañendo 12 graves campanadas. Estoy cruzando la medianoche con la mirada del pórtico de la gloria, Santiago y su bastón vigilan la entrada de su casi milenario templo.
Entonces, entrado unos minutos en la madrugada, llega un grupo de personas cantando algo parecido al himno irlandés. A su paso, se encuentran con un grupo de universitarios que van de novatada.
-Viva España (Grita un irlandés intentando simpatizar)
-Viva Galiza ceibe (Responden varios universitarios al unísono)
Y tras el corto pero clarificador diálogo, los universitarios comienzan a formar un corro, consiguiendo dejar a los irlandeses dentro de él. Amistosamente acorralados, los irlandeses empiezan a escuchar como los universitarios les cuentan de qué modo se quejan los pinos
-¿Qué din os rumorosos na costa verdecente ao raio transparente do prácido luar? ¿Qué din as altas copas de escuro arume arpado co seu ben compasado monótono fungar? Do teu verdor cinguido e de benignos astros confín dos verdes castros e valeroso chan, non des a esquecemento da inxuria o rudo encono; desperta do teu sono fogar de Breogán. (Cantaban alrededor de los irlandeses)
En ese momento pensé que valió la pena que estas personas rompieran el silencio de Compostela, me habian robado la poca inspiración que llevaba, pero al cantar el himno gallego me devolvieron dosis de inspiración para toda la semana.
Sigo esperando que llueva.