Es caprichoso el azar.
Cuando ninguno lo guardaba
los dos sientieron inmenso el mar,
y ninguno lo afirmaba.
Es astuto el azar.
Y cuando les encontro
parecian saber como continuar,
y ninguno lo negaba.
Es perverso el azar.
Y cuando les marcó el camino,
no lo pudieron alcanzar
y ninguno lo remediaba.
Es caprichoso el azar.
Y abrazado a sus dudas,
este les volvió a volver,
a la confusión y el placer.
Iago Morais
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